En la tenue ciudad de los arcades, las luces de neón parpadeantes iluminan los rostros de personajes jóvenes o algo curtidos. La multitud más densa siempre rodea el arcade de lucha: algunos agarrando con fuerza los joysticks, pulsando los botones, otros conteniendo la respiración y mirando fijamente la pantalla. Cada vez que los personajes realizan sus movimientos definitivos, vítores y suspiros rompen el ruidoso ambiente. Desde Street Fighter hasta King of Fighters, desde los gráficos pixelados de los 80 hasta el modelado de alta definición actual, los juegos de lucha arcade nunca han desaparecido del mapa. No solo son un "fósil viviente" del desarrollo de los videojuegos, sino también un símbolo concreto de la competencia, la colaboración y la pasión en la juventud de innumerables personas. Cada movimiento del joystick, cada pulsación de un botón, esconde un recuerdo único, difícil de replicar.